domingo, 26 de febrero de 2012

SE NON É VERO,...


Mención hecha de los rumores que circularon por buena parte de Europa, no nos consta ninguna prueba fehaciente de la existencia de un romance entre el maravilloso músico y la joven condesa Neva. Antes bien, es de sobra conocido el intenso amor que Lord Balehead profesaba a su esposa. En misivas de parientes londinenses se le recrimina incluso por desatender sus asuntos para pasar las veladas con Neva, y compañías de su alegre vida de soltero fueron invitadas a salir del señorío sin compasión alguna.
Christian adoraba a su menuda esposa, y los primeros tiempos de su matrimonio resultaron una constante luna de miel. Sin embargo, la tardanza en la llegada de los hijos comenzó a enfriar las cosas. Los consejeros de Lord Balehead empezaron a avisarle veladamente de que sus asuntos no podían ser desatendidos por una relación que no daba fruto alguno, y el obispo de Pembrokeshire, siempre tan interesado en la salud espiritual de su rebaño, le alertó del peligro que los excesos maritales sin consecuencia podían ocasionar a su alma.  
Del problema de la descendencia quizá tuviera la culpa la extrema juventud de los novios. Pues no podemos olvidar que en el momento de contraer matrimonio Lord Balehead contaba con apenas dieciocho años, y Neva aún no había cumplido los catorce. El aya que crió a Christian, y que siempre tuvo su más entera confianza, aseguraba que su señor trataba con una delicadeza exquisita a su joven esposa. Por tanto, no deberíamos extrañarnos de que la consumación del matrimonio no se hubiese producido en el tiempo en que el señor obispo pensaba.
En todo caso, no fue ese el problema principal del matrimonio. Lord Balehead, pasados los primeros momentos de locura juvenil, retornó a sus obligaciones y divertimentos. Ello le obligaba a pasar fuera del señorío grandes temporadas, pero como siempre adoró tiernamente a su esposa y sabía de sus inclinaciones por las artes, contribuyó a la creación en sus dominios de un lugar donde la música, la poesía, el teatro, tuviesen un feliz acomodo. Todo le parecía poco con tal de que al regreso de sus ausencias la sonrisa de Neva le recibiese sin perder ni un ápice de su felicidad. 
Es en estos tiempos en los que las chácharas de matronas situan el romance con el músico del Norte. No existe ningún rastro que nos permita asegurar la existencia de una relación carnal entre ellos. De existir, quedó bien oculta a los ojos de todos, o bien se trató de un  enamoramiento puramente platónico. Cuentan que fueron muchas las canciones que la condesa inspiró. Algunas de ellas han sobrevivido al paso de los siglos y nos hablan de un amor real pero inalcanzable, de la alegría del sentimiento compartido a través de la mirada, del contento que un roce de manos produce en el secreto de los amantes. Nada más. Aventurarse a profundizar en ello sería entrar en el terreno de la leyenda. 


 

Algunos estudiosos del tema sin embargo apuntan a la realidad de tales historias en el hecho de que cuando, muchos años más tarde, el maravilloso músico fue hallado muerto a consecuencia de una reyerta en la gran ciudad se le encontró entre sus ropas, doblada en mil pliegues, una misiva con el siguiente contenido:

"La memoria no es eterna. Y eso en determinados casos es un alivio, pues si lo que nos lastima el alma hubiese de durar eternamente la vida sería un castigo.
Sin embargo, hay pequeños destellos de luz que desearía poder conservar para siempre con la misma nitidez de lo experimentado ayer mismo. Los recuerdos, en ese caso, se suavizan. O se mezclan. O se transforman. O, en el peor de los casos, desaparecen como por encanto.
Tú eres uno de esos recuerdos que desearía conservar para siempre en un frasco de cristal. Como un perfume del que se echa mano en un mal momento y que siempre hace sonreír. Llegaste en un momento inusitado, sin avisar, y encendiste mi corazón como hacía mucho no me ocurría. En aquel momento de nuestra despedida supongo que ambos pensamos que el tiempo se había reído de nosotros, haciendo que nos conociéramos en un momento imposible. Ahora pienso que fue el instante exacto. Mi vida jamás será igual. Y la tuya me figuro que tampoco. N." 

Pero de la autoría de tales palabras nada puede decirse. Salvo lo que el lector quiera añadir con su imaginación y con su fe en las historias de amor imposibles.






8 comentarios:

  1. Madame, esto promete. Parece que ha encontrado usted un espacio más adecuado para dar rienda suelta a sus relatos.

    Si le parece bien, esta noche presentaré su blog en sociedad. Aunque no sé si le parecerá bien, porque observo que no tiene instalado el gadget para que la enlacen los seguidores, y no sé si eso significa que aún no se considera preparada. Usted dirá.

    Feliz domingo

    Bisous

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sería para mí un orgullo que fueséis vos la que me presentaséis en sociedad. La ausencia del gadget sólo puede interpretarse en mi absoluta ignorancia sobre estas cuestiones. Intentaré nuevamente incorporarlo. A vos os lo confieso sin pudor: soy una nulidad en estas cuestiones.

      Gracias por vuestra dedicación.
      Un beso!!

      Eliminar
  2. Hola, Lady

    Ya estoy aquí. Vengo del blog de Madame o de Dame Masquée. Me ha gustado mucho el relato. No se quién escribió esa nota, pero se en ella hay unos sentimientos muy bonitos aunque con un final triste.

    Feliz travesía.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Bienvenida a estos lares, lady Balehead ¿o deberíamos llamarla Neva? Hay historias y amores sobres las cuales es mejor dejar ese velo semitransparente con que los ha cubierto vd. que lo mismo tapan que muestran, dejándonos en la duda siempre. Así debe ser. Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  4. Me tendré que poner al día por estos lares.
    Bienvenida a este universo...Se hacen muchos amig@s, grandes amig@s. Vengo desde el blog de Madame Masquée.

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. bienvenida lady balehead!
    hubiera roce o no hubiera roce, que es lo de menos, lo importante es que de esa relación surgieron cosas que trascienden lo méramente físico. y eso, aún siendo gozoso el roce, tampoco está mal.
    vamos llegando los náufragos tras el desastre en nuestro primer barco, por lo que veo... :)
    saludos!

    ResponderEliminar
  6. Gracias a todos po vuestra calurosa bienvenida!!

    ResponderEliminar
  7. Muy bello relato con el que me estreno en su página, Lady Balehead. Le auguro un espléndido porvenir. Llegué de la mano de La Dame Masquée, a quien felicito por tan buena recomendación. Saludos cordiales.

    ResponderEliminar