martes, 22 de mayo de 2012

EL EMPECINAMIENTO DE LORD CHRISTIAN.

Apenas arribada Neva de Noega a las playas de Haverfordwest con sus veinticinco baúles,  la mitad de los cuales contenían sus preciados libros, el secretario del recientemente fallecido Lord James le dio la terrible noticia de su viudez sin haber sido esposa. Neva de Noega puso una cara de consternación que a los galeses les pareció de luto, pero que no engañó a ninguna de las personas del séquito de la muchacha. Neva sintió tan profundo alivio al enterarse de que ya no habría de casarse con hombre de fama tan colérica, que agradeció en su fuero interno que los rumores fueran ciertos y aquel tormentoso carácter le hubiese provacado el soponcio que le despachó a mejor vida.
Haciendo honor a la hospitalidad del pueblo celta del que procedían, las gentes de Balehead condujeron a la recién llegada y toda su comitiva hacia el castillo, donde el nuevo y joven señor, entre nervioso y atribulado, esperaba a los recién llegados. La primera imagen que Neva tuvo de Christian no se le borraría a la muchacha en todos los años de su vida. Allí, a la misma puerta de su hogar, con el sol cayéndole en rayos oblícuos sobre sus cabellos castaños, con la silueta esbelta totalmente vestida de negro, alto, altísimo, y con ese aire melancólico que le haría famoso entre los corazones femeninos no más de una década después, estaba el hombre que Neva creyó que Dios le tenía reservado para toda la eternidad. "Aunque viviera cien vidas", le escribiría la joven a una de sus hermanas,"sé que en todas y cada una de ellas habría de encontrarme con él."

-Sed bienvenida.- musitó Lord Balehead, incómodo en su atuendo de luto riguroso y con la voz estrangulada por los nervios.

Neva de Noega sonrió ante sus palabras y, sin quitarle la vista de encima,  calculó sus posibilidades y la estretegia a seguir. Aquel hombre no se le iba a escapar por nada del mundo. Fuera como fuera. Y por segunda vez en el mismo día dio las gracias al fulminante ataque al corazón que se llevó por delante a su prometido.
Durante la cena en el comedor de los honores, Neva se lanzó de lleno en su plan de conquista. Con su inglés chapurreado y su risa de pajarito mantenía a Lord Christian tan embelesado como nadie que le conociera le había visto nunca. Cada uno a un extremo de la mesa, rodeados por criados con libreas de luto, jamás se vio cena más animada. De repente comenzó a flotar entre la bruma del castillo un eco de lejanas alegrías, como si el espíritu de Lady Sarah corriese por los corredores jugando con su amado Hugo al escondite. Y fue en alguno de los memorables momentos de aquella cena en el que Lord Christian decidió, a su vez, que no podía vivir sin aquella chiquilla tan alegre y parlanchina.



Las cosas, sin embargo, no le iban a resultar tan fáciles. A casi ninguno de los presentes le había pasado inadvertido el enamoramiento que flotaba en el aire durante aquella noche otoñal. Si bien, frente a los enamorados, que eran apenas un par de niños, se alzó rápidamente la voz de la experiencia. Los consejeros de Lord Balehead se reunieron en capítulo, en una de las esquinas del salón de baile, cuchicheando como muchachas. Hubo alguien que habló de "situación incestuosa", pero fue rápidamente acallado. Lo más peligroso para la mayoría radicaba en el carácter de la jovencita. A leguas podía verse su espíritu libre y contestón, y nadie consideraba que el atribulado e introvertido Christian pudiese cargar con semejante esposa. 
-Si ya es difícil que nuestro joven señor muestre algo de carácter y decisión, con semejante esposa al lado quedará anulado por completo- fue el parecer general, y en ese momento se dedicaron a escoger quién le iba a poner el cascabel al gato. Finalmente tan desagradable misión correspondió al ayuda de cámara, Ulric, que introdujo sabiamente el tema mientras ayudaba a desvestirse al joven. En honor a la verdad, el propio Christian, en actitud sin precedentes, estaba presto a hablar del tema. Como si cada vez que pronunciase el nombre de Neva, dejase en sus labios un dulce sabor. 
-Estoy decidido a casarme con ella, así que ahorraos más explicaciones- concluyó Christian tras las larga diatriba recitada por Ulric, que escuchó con semblante ensimismado.
Y tal decisión de matrimonio no constituyó un acto de soberbia por su parte. Dicen que en ese momento Christian ya se había encargado de investigar el parecer de la muchacha a través su aya. La buena mujer había acudido a los aposentos de Neva para ayudarla a acomodarse y le había preguntado, a bocajarro, que qué le parecía su joven señor. Ante tal pregunta Neva se sonrojó, aunque este dato no es muy fiable dada la mala vista de la mujer y la penumbra reinante en la alcoba, y sin más había dicho "que le gustaba mucho". Con tal certeza y el ardor de sus pocos años, Christian se envalentonó. 
-Y si alguien tiene algo que decir en contra, la tomaré esta misma noche y ya no habrá vuelta atrás. 
-¡Recapacitad!- exclamó Ulric, que comenzaba a darse cuenta de que estaba siendo peor el remedio que la enfermedad- No os precipitéis. Mirad que lo que quizá fue una buena esposa escogida para vuestro padre, que en Gloria esté, para vos puede ser nefasta. Las prisas no son buenas consejeras, milord.
Christian quedó en silencio. Su amenaza de yacer con Neva era un bravata. Eso podía adivinarlo cualquiera, pues a nadie se le escapaba que, a pesar de sus dieciocho años, no conocía mujer. Fue un detalle de su educación que a su padre se le escapó. Lord James, en su experiencia de ardorosa juventud, consideraba que lo que viene dictado por natura no requiere de instrucción alguna. Si bien Christian, con la sensibilidad herededa de su madre y las terribles enseñanzas del padre Teodoro, poco se parecía a aquel padre en cuya juventud gloriosa habían de esconderle a las muchachas para evitar males mayores, inflamado ante el revuelo de cualquier falda.  
Pero fue una sola palabra del criado la que decidió a Christian en su empeño. Cuando le oyó dirigirse a él como "milord" comprendió, como no lo hiciera en todos los meses desde la muerte de su padre, que ahora el amo era él. Era huérfano, señor del condado de Haverfordwest, y sin nadie que pudiera marcarle las pautas de su vida. Por primera vez en toda su existencia era dueño de sus actos. De repente sintió un poco de vértigo. Del vértigo que produce el poder. "Milord", le había llamado Ulric. Y era cierto. Él era Lord Balehead of Haverfordwest, noble de Gales por nacimiento y pariente del rey. En sus dominios sólo Dios podía contradecirle. Una sonrisa nueva la cubrió el rostro. Una sonrisa que a Ulric le dio un poco de miedo. 

-He decidido casarme con Neva de Noega, y no se hable más.  

Y fue aquella decisión, llevado por el enamoramiento de aquella muchacha que sus consejeros consideraban tan perniciosa para él, la que le transformó en un ser nuevo. Aquella noche de otoño Christian comenzó a ser el hombre que la Historia conoció.   

6 comentarios:

  1. Vaya, qué audacia insospechada en el aparentemente tímido Christian! Creo que esto ha sido un flechazo en toda regla, y espero que nada estropee sus planes, madame.
    Si es que como Neva de Noega se empeñe en algo... :)

    Buenas noches

    Bisous

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    1. Cierto, madame, en ocasiones se requiere el estímulo adecuado para sacar la fuerza que llevamos dentro. Aunque los consejeros también tendrán su parte de razón, no en vano las peleas titánicas de este par se hicieron famosas en toda Europa.
      Gracias por vuestra visita.

      Besos.

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  2. Permitidme decir una vez más (y espero que no suene a lisonja por mi parte) que me encanta vuestra forma de escribir y que me pierdo en los tiempos y en la historia cada vez que me introduzco en sus letras. Enhorabuena, hacía tiempo que no me entretenía tanto con una lectura de época (de las que soy aficionada).

    Me encantaría fisgar en esos doce baúles cargados de libros o permanecer a la escucha durante esas noches en las que los enamorados comparten cortejo. Me alegra que el espíritu de lady Sarah haya regresado a la mansión, aunque Neva no resulte del agrado de la mayoría de los asesores de Christian. ¿Una mujer vivaz capaz de eclipsar a un hombre tímido? ¡Que va, si detrás del hombre más audaz hay siempre una mujer aún más osada ¿o qué se creen?!

    Saludos y mis respetos.

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    1. Inmerecidas palabras las que dedicáis a esta cronista cuyo único mérito está en describir la realidad como fue (o debería haber sido). Lo único que me apena es no tener más tiempo para poder pasarme por estos lugares con más frecuencia. Vuestras palabras me animan en todo caso a seguir adelante con esta labor. Gracias, gracias, gracias.

      Un besazo!

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  3. Me ha encantado los pensamientos de la frustrada novia, que todos creen triste y en realidad esta mas que contenta, recontenta y en plan de conquista; y tambien que el novio elegido por ella no sea indiferente. Se me hace que entre la educacion de el, y ella con sus libros, cuando lleguen al dormitorio, la cosa va a ser de antologia (cualquier cosa menos erotica)

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    1. Creo que habéis dado en la clave... Este para de inexpertos aún nos va a dar muchas horas de divertimento con sus ocurrencias. Esta cronista os promete seguir espiando tras tapices y cortinas para relataros los pormenores de su historia (en todo lo que no atente al pudor, claro está)

      Un beso, y gracias por pasaros.

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